El presidente Gustavo Petro lanzó una frase que encendió las alarmas del crimen organizado: “Es un asesinato sistemático de hijos del pueblo. Llegaremos hasta sus aliados en Dubái”.
La advertencia llegó tras la ola de asesinatos a policías y militares en Colombia –23 en total– en el marco del llamado ‘plan pistola’, desatado por el ‘Clan del Golfo’ luego de la caída de su tercero al mando, alias Chirimoya.Desde entonces, capos colombianos e internacionales han empezado a mover sus operaciones y fortunas desde Dubái, un paraíso de lujo y discreción, hacia Turquía, aprovechando redes de corrupción y pasaportes falsos.
El motivo: el cerco que se estrecha desde Colombia y Estados Unidos. Fuentes oficiales confirmaron que Emiratos Árabes ya ha comenzado a compartir información con el gobierno colombiano.
La solicitud fue directa: intercambiar datos secretos sobre narcotraficantes que se refugian en Dubái, algunos haciéndose pasar por turistas o empresarios, sin necesidad de visado. Entre ellos figuran Junior Cortés, hijo del narco pereirano ‘Chucho’ Cortés, y el temido capo paisa alias Burger King, quien ingresó a Dubái desde Caracas en un vuelo de Turkish Airlines para evitar ser detectado en Miami por la DEA.
La llamada ‘junta directiva del narcotráfico’ incluye mafiosos de varias nacionalidades, incluso con supuestos planes de atentar contra el presidente Petro.
Los narcos están dejando rastros, han sido vistos comprando autos de lujo como Rolls Royce y Aston Martin, repartiendo relojes de alta gama como Patek Philippe, y posando como inversionistas con capitales “legales”, pese a haber sido condenados en EE.UU. o estar prófugos.Mientras tanto, la DEA prepara expedientes judiciales para llevar a varios de estos capos ante cortes en Texas.
Por eso, muchos ya se están desplazando a Estambul y otras zonas menos vigiladas, usando vuelos privados y rutas desde Venezuela y Francia.
El presidente Petro ha sido enfático en que no se trata solo de un problema de orden público, sino de una red criminal trasnacional que socava la democracia colombiana.
Al advertir sobre este eje mafioso desde Dubái, el mandatario busca alertar a la comunidad internacional sobre la necesidad de cooperación para desmantelar estas estructuras. La ofensiva del gobierno continuará, tanto en el frente interno como en el internacional.
Como ha reiterado el presidente: “Este es un combate por la vida y por la democracia. No vamos a ceder ante los enemigos del pueblo”.