Las instituciones del orden estatal nacional, son entidades como lo dijo un sabio, qué: “se deben al público, funcionan para el público y ese mismo público o pueblo, los elige”. Sin embargo, esto pareciera estar más lejos de la realidad que hoy se vive en ellas.
Son más los actos irregulares que se deben investigar, que los datos de acciones positivas que se pueda mostrar, esto efectivamente ocurre en muchas de las instituciones de la nación, no en todas. Pero cada acción de corrupción es una forma de restarle muchos propositos a la transformación social y las oportunidades de acceso a la verdad o la justicia.
Justicia que también ha sido vulnerada por el mal proceder de quienes no ven el delito, de quienes si ven la codicia con base en el dinero y una ideología que no deja avanzar para mostrar la transparencia del acto de aplicar la ley a quien corresponda. El que comete el delito debe pagar, pero la investigación debe llegar hasta el último instigador, actor intelectual, a quien promueve la justicia en forma de efecto dominó, ‘Tumbando a uno con otro.
En cada espacio donde lo público debería generar una transformación y una garantía para la aplicación de la justicia y llegar a la verdad, se configura un interés bajo la figura del ‘Poder’ o la intensión de dejarse untar de la ‘acción omisoria’, para entrar en la posición interesada en donde todo queda sin resolver, sin confirmar, pero más preocupante, bajo el abuso contra el más débil o el más justo.
Todas estas omisiones son irregularidades para no esclarecer, no culminar procesos, o no desarrollar socialmente a las comunidades. No incidir en la investigación de esclarecimiento, si tomar la más cómoda o fácil acción de quitar o poner a quien sea necesario para que no se sepa la verdad.
Pero todo tiene su final y toda verdad llega a saberse, aun siendo la más incomoda y la más sorpresiva, ‘No habrá mal que dure cien años, ni cuerpo que lo resista’. Es entonces cuando pasan lo años y se esclarecen los hechos, las omisiones, las restauraciones de derechos y deberes, es cuando se conocen las fatales decisiones tomadas por quienes omiten, roban y hasta cambian el rumbo de la historia.
N0 habrá obligación de ser parte de esas acciones de corrupción, medianamente se pide estar del lado de la verdad, aunque cueste o sea el riesgo para la vida, no hay razón para estar más tranquilo que morir en allá, eso al final justificará siempre al culpable, el saber qué, quien no lo hizo, estará feliz donde quiera que valla.
Porque la corrupción lleva a senderos de oscuridad y futuro de condena, no hay motivos validos para burlarse del más débil o del más inconsciente en necesidad de aprendizaje. Es mejor aplicar ‘La Fácil’, aunque lleve a lo difícil. Untarse o ser participe de un entramado plan de corrupción, solo lleva a la perdición.
En un estado democrático y transparente en su oficio, pasará la verdad sobre el capricho, pasarán las instituciones sobre el individuo, será más sólido el futuro de la verdad, que la mentira de un pensamiento errado. El creer que todo ha sido borrado sobre un hecho, se entiende él bien, ‘Que no hay Crimen 9erfecto’, que no hay límites para la verdad, esa no tiene fronteras ni límites de alcance.
Es en este país de la belleza, donde algún día viviremos para contar lo complejo que es, pasar de un estado injusto e incompetente a una nación modelo de la transformación y la aplicación de la justicia, se conocerá quienes son los justos y quienes los pecadores, ojalá pronto, muy pronto para que todos empecemos a entendernos y comprendernos desde la perspectiva individual.
Algun día seremos menos inocentes y mas actores activos, pero sobre todo, algún día se acabará o minimizará ese mal (Corrupción), seremos felices y mejoraremos nuestro en torno, nuestra capacidad de desarrollarnos en libertad y en amor al bien común, en deseo de vivir tranquilo y hacer feliz a los demás.